En el Perú después de la declaración de independencia, surgió un clima de inestabilidad política y económica. Durante esos años la imagen republicana reemplazó los símbolos del poder español, aunque aun contenían la herencia colonia, en el arte. Un ejemplo es el retrato que se popularizó durante esta época.
En las primeras décadas del siglo XIX, sobresale la pintura republicana, que deja de retratar cortesanos y virreyes por un carácter nacionalista, que representa a generales y libertadores. Los pintores más importantes de esta época son: José Gil de Castro, Pablo Rojas y Pedro Díaz.
Estos tres pintores vivieron una época de transición entre el estilo barroco y el neoclásico que se vio reflejado en su obra. Los viejos gustos en la pintura fueron casi completamente desplazados por los motivos históricos y civiles, reflejando el estilo barroco. Pero éste, perdió poco a poco importancia, dando paso a un mayor realismo, sin que por esto disminuyera la importancia y magnitud del retratado.
José Gil de Castro
Nació en Lima en 1785 y murió en el 1850. Era de origen mulato, y fue un pintor muy reconocido en Chile por plasmar momentos históricos en el transcurso de la Independencia, y retratar a los que formaron parte de esta.
Se le conocía como el Mulato Gil, y era hijo de esclavos pero libre. En Trujillo inició sus estudios de la pintura, viajó posteriormente a Lima para continuar con su educación. En 1808 viajó a Chile, donde abrió un taller de pintura. También se dedicó a la carrera militar y se casó con una joven española.
Utilizó el óleo en sus pinturas. Los elementos plásticos que predominan en sus obras eran, el dibujo, muy descriptivo de los detalles físicos y del entorno de las figuras, y el color, aplicado con el cuidado extremo para ser lo más realista posible, ajustándose a los requerimiento de la línea del dibujo.
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