Pintura en la República

La pintura de los siglos XIX y XX se inserta en los cambios que se producen en la vida política y económica del Perú. Del barroco americano, de claro influjo europeo, se pasó a un exigente academicismo neoclásico. Jóvenes artistas europeos y americanos heredaron las enseñanzas de Rubens, Delacroix y Delaroche; estudiaron, en algunos casos, con Fortuny y en la Academia San Fernando en España.El ambiente cultural en del Perú a inicios de la República no era propicio para la plástica. Sin embargo, las dificultades de aprender el arte clásico permitieron el desarrollo de una generación de autodidactas, inclinados por temas costumbristas y heróicos.


La relación de dependencia con Europa cambió de giro. Ya no serían maestros y obras los que llegarían a América, sino artistas peruanos en periodo de formación los que exigirían que los admitieran en el círculo académico europeo. El viejo mundo acogió a los artistas peruanos en su formación, y en los museos de Europa estos aspirantes aprendieron, a través de las copias, los procedimientos, la técnica y hasta se impregnaron de la temática que era común en Europa. Estos artistas volcaron los conocimientos adquiridos en el viejo continente.Los estudiosos han considerado diferentes momentos en la historia de la pintura peruana de estos siglos. A la primera época pertenecen aquellos que han dejado testimonio artístico, como el caso del mulato José Gil de Castro y Morales (1783-1841), pintor de cámara del gobierno peruano y cartógrafo del ejército libertador. Y el pintor de la estampa peruana, Pancho Fierro (1809-1879), cuya obra, de pequeño formato, constituye una crónica veraz de la época.

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